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Sistema Glinfático. Cómo se deshace el cerebro de su basura?

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 18 abr 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 25 jun 2023



La funcionalidad óptima del sistema glinfático, encargado de eliminar los residuos cerebrales, se produce durante el sueño.

Los órganos del cuerpo se aprovechan de sustancias o las producen, y se deshacen de restos y sobrantes. El organismo posee todo un sistema (el linfático, una red de órganos, ganglios, conductos y vasos) que tiene entre sus funciones eliminar desechos metabólicos.


¿Y el cerebro, separado del resto por la casi impermeable barrera hematoencefálica?

Hasta 2012 se pensaba que sus neuronas se deshacían individualmente de los detritos producto de su actividad, pero ese año el neurocientífico danés Maiken Nedergaard describió por primera vez el servicio de recogida de basuras cerebral. Lo llamó sistema glinfático, por el papel esencial que desempeñan las células gliales o glías en esta necesaria depuración.

Las glías son células nerviosas muy abundantes. Las hay de varios tipos y, simplificando mucho, ayudan a la comunicación neuronal. Nedergaard descubrió que también contribuyen a que el líquido cefalorraquídeo circule por el cerebro y ejecute una de sus tareas: eliminar metabolitos del sistema nervioso central.

Esto son buenas noticias porque, además de la eliminación de desechos, el sistema glinfático facilita la distribución por todo el cerebro y la médula espinal de sustancias necesarias para su correcto funcionamiento, como la glucosa, los lípidos, los aminoácidos, los factores de crecimiento y los neuromoduladores (sustancias que controlan la comunicación neuronal).


Este sistema de túneles está formado por unas viejas conocidas del sistema nervioso: las células astrogliales o astrocitos.


El nombre lo dice todo: células con forma de estrella. Estas pequeñas pero valiosas células se distribuyen por el sistema nervioso central, controlando que todo funcione correctamente.


Con sus múltiples prolongaciones, que le dan su aspecto estrellado característico, forman pies terminales o ensanchamientos que forman los túneles del sistema glinfático.


Existen muchos factores que determinan que el sistema glinfático funcione correctamente, como el sistema circulatorio o el sistema inmune.


Por eso, nuestro estilo de vida, las enfermedades y todo aquello que afecte a los astrocitos, como la inflamación, tendrán efectos negativos sobre el sistema glinfático.


La importancia del sueño

Uno de los más importantes es el sueño. Curiosamente, el sistema glinfático funciona principalmente cuando dormimos y deja de trabajar, en gran medida, cuando estamos despiertos.


Además, este sistema es más eficiente y productivo cuando el corazón late con fuerza, porque así la sangre fluye, el cuerpo se relaja y el cerebro disfruta de un sueño reparador.


Tiene lógica: aprovecha las horas de sueño para sacar la basura cerebral. Es más, algunos estudios científicos afirman que el carácter reparador del sueño se debe en gran medida a la actividad del sistema glinfático.


Pero no todo son buenas noticias, y es que el sistema glinfático, como tantas otras estructuras, también se deteriora como consecuencia del envejecimiento. O, dicho de otra forma, a medida que nos hacemos mayores nuestro sistema nervioso pierde capacidad para sacar la basura.


Desechos de proteínas acumulados en el Alzheimer y otras enfermedades

Uno de los mayores factores de riesgo para sufrir una enfermedad neurodegenerativa es el envejecimiento. Por lo tanto, el fallo del sistema glinfático podría contribuir a la acumulación de residuos en el cerebro a medida que nos hacemos mayores .


Es lo que ocurre en el Alzheimer. Esta enfermedad se caracteriza por el deterioro progresivo de la capacidad cognitiva –capacidad de procesamiento de la información– y funcional junto con cambios de comportamiento, que suele aparecer alrededor de los 65 años.


En el cerebro de los enfermos aparecen depósitos de proteínas (beta amiloide y tau) mal plegadas que al no poderse eliminar correctamente se acumulan, afectando al correcto funcionamiento del sistema nervioso.

En este sentido, un estudio reciente realizado en modelos animales de enfermedad de Alzheimer indica que mejorando el funcionamiento del sistema glinfático se podrían conseguir fármacos más eficientes para su tratamiento.


De poco sirve limpiar todos los días la casa, si luego no sacamos la basura. Es decir, por muy efectivas que sean las terapias dirigidas a eliminar las placas de proteínas acumuladas en el cerebro, si las cañerías están obstruidas de poco servirá el tratamiento.


Pero no solo al Alzheimer. Los científicos que descubrieron el sistema glinfático hace unos años, Maiken Nedergaard y Steven A. Goldman, plantearon la hipótesis de que la insuficiencia glinfática es algo común en el desarrollo de otras enfermedades como el Parkinson, la enfermedad de Huntington, las atrofias multisistémicas y la demencia frontotemporal.


Dado que la funcionalidad óptima del sistema glinfático se produce cuando dormimos y que estas enfermedades están fuertemente correlacionadas con alteraciones significativas del sueño, se cree que dormir mal puede contribuir a que el sistema glinfático no funcione correctamente, contribuyendo a la aparición de estas enfermedades.



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